Tandis qu’Israël continue ses ravages à Gaza, les médias enflamment la crise (3 langues)
As Israel levels Gaza, the media inflames the fire
By Amy Goodman & Denis Moynihan
As Israel intensifies its brutal response to Hamas’ brutal October 7th attack, it is important to hear from those at the target end of the weapons – from both sides of the conflict. The mainstream media in the United States consistently brings us the voices of Israelis who have suffered violence at the hands of Hamas gunmen. Let that be a model for
coverage of Palestinian grief. We rarely hear from Palestinian civilians. Hearing people speak for themselves is the first step to breaking down barriers, to fostering understanding that can lead to a just peace.
Not long after the Hamas attack, Israel began its latest intense bombardment of the Gaza Strip. Bearing the full force of that retaliation are the 2.4 million Palestinians who Israel has blockaded in Gaza, almost half of whom are children. The Gaza Strip, roughly four miles wide and 25 miles long, is one of the most densely populated places on earth and has long been described as the world’s largest open-air prison. Under “normal” conditions, Gazans live under a severe military occupation. No one gets in or out without Israel’s permission. Israel controls Gaza’s water, food and fuel. Now, in the wake of the Hamas attack, the Israeli siege and bombardment of Gaza has become cataclysmic.
“We are imposing a complete siege in Gaza. There will be no food, no water, no fuel; everything will be closed. We are fighting against human animals,” Israeli Defence Minister Yoav Gallant announced.
As of the time of this writing, 1,300 Israelis been confirmed killed and thousands injured, with an estimated 150 people kidnapped. More than 1,350 Palestinians have been killed and 6,000 wounded as Israel devastates Gaza in an act of collective punishment that is illegal under international law.
“There is no single place you can call a safe haven in Gaza, airplane fighters, drones ruling all over the sky…whether it’s an apartment, whether it’s a tower with hundreds of apartments, whether it’s a house, whether it’s a hospital, whether it’s a school, a shelter used by UNRWA [the UN’s Palestinian relief agency],” Raji Sourani, director of the
Palestinian Center for Human Rights in Gaza and winner of the Robert F. Kennedy Human Rights Award, said on the Democracy Now! news hour. As he spoke, his house shook from an explosion. “Netanyahu says Gazans should leave Gaza. Where to? We don’t have safe passage. …it’s genocidal.”
Ofer Cassif, an Israeli Jewish member of the Knesset, or parliament, said on Democracy Now!:
“I got a WhatsApp message from a very good friend of mine who was hiding with her husband in the kibbutz. She told me she was very afraid and she could hear the Hamas fighters outside. Unfortunately, those were probably the last words she ever wrote, because she was murdered with her husband just after she sent me that message — a very good friend of mine who was also against the occupation, a voter with our party. Innocent people, innocent civilians on both sides, Israelis and Palestinians, pay the price of the arrogant, criminal, ongoing occupation that Israel refuses to end.”
U.S. news networks have dispatched correspondents to Israel to cover the violence, but there are few Palestinians being interviewed, or Israeli peace activists or reporters who oppose the occupation. Reports that Hamas beheaded babies are widely circulated on major news channels, by Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu and by President Biden. When questioned, the White House walked back the claim, saying they “could not confirm” the reports.
The actual violence is horrible enough: 260 young people were massacred at a music festival dedicated to “unity and love.” A kibbutz described by one resident as home to Israeli “peaceniks” was destroyed, with over 100 killed and many kidnapped by Hamas. In Gaza, entire families, entire neighborhoods, are being erased by Israeli bombs. Hospitals and ambulances are being attacked. At least six journalists have been killed in Gaza attempting to report on the Israeli assault that is only expected to worsen.
“The idea that you can coop up 5 million people, put them behind walls, tighten the siege on them, use an eyedropper to allow them some food, some water, some electricity, that idea has exploded as a result of the horrific events…This cannot continue,” Rashid Khalidi, renowned Palestinian American scholar and the Edward Said Professor of Modern Arab Studies at Columbia University, said on Democracy Now!
“The United States should be trying to defuse the situation…We finance this occupation. We finance this violence. There are American weapons that are being used today, right now, in Gaza to kill innocent civilians in violation of U.S. law.”
The United States has the power to pressure Israel to end its occupation of Gaza, the West Bank and Jerusalem. First the media must allow the American public to hear the voices of victims from all sides of this conflict.
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Amy Goodman y Denis Moynihan
A medida que Israel intensifica su brutal respuesta al brutal ataque que la organización Hamás llevó a cabo el 7 de octubre, es importante escuchar las voces de quienes se encuentran en la línea de fuego, en ambos lados del conflicto. Los principales medios de comunicación de Estados Unidos nos ofrecen constantemente las voces de los israelíes que han sufrido los actos de violencia de Hamás. Ojalá los medios cubrieran también de esa forma el dolor que padece la población civil de Palestina, ya que rara vez escuchamos su voz. Escuchar el relato de las víctimas en su propia voz es el primer paso para derribar barreras y cultivar una comprensión que pueda allanar el camino hacia una paz justa.
Poco después del ataque de Hamás, Israel inició un nuevo e intenso bombardeo contra la Franja de Gaza. Quienes están soportando todo el peso de esa represalia son los 2,4 millones de palestinos que Israel tiene atrapados en Gaza, casi la mitad de los cuales son niños y niñas. La Franja de Gaza —un enclave de entre 6 y 12 kilómetros de ancho y 40 de largo— es uno de los lugares más densamente poblados del planeta y ha sido descrita como la prisión al aire libre más grande del mundo. En las condiciones llamadas “normales”, los gazatíes viven bajo una severa ocupación militar. Nadie entra ni sale sin el permiso de Israel. Israel controla el suministro de agua, alimentos y combustible de Gaza. Ahora, tras el ataque de Hamás, el bloqueo y los bombardeos israelíes en/sobre Gaza han adquirido un carácter catastrófico.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anunció: “Hemos impuesto un bloqueo total en Gaza. No habrá comida, agua ni combustible; todo estará cerrado. Estamos luchando contra animales humanos”.
Al momento de escribir estas líneas, se ha confirmado la muerte de 1.300 israelíes, además de haber miles de heridos, y se estima que 150 personas han sido secuestradas. Mientras tanto, más de 1.350 palestinos han perdido la vida y aproximadamente 6.000 han resultado heridos en los ataques devastadores que Israel está perpetrando en Gaza, una medida de castigo colectivo que infringe el derecho internacional.
Raji Sourani es director del Centro Palestino de Derechos Humanos en Gaza y ganador del Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy. En conversación con Democracy Now!, expresó: “No hay un solo lugar que se puede considerar como refugio seguro en Gaza; hay aviones de combate o drones surcando todo el cielo. [Las bombas] pueden caer en un edificio con cientos de apartamentos, en una casa, en un hospital, en una escuela o en un refugio utilizado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina”. Mientras hablaba, la casa de Sourani se estremeció a causa de una explosión, pero él continuó: “Netanyahu dice que los gazatíes deben abandonar Gaza. ¿Para ir adónde? No tenemos un corredor seguro. […] Es algo claramente genocida”.
Por su parte, Ofer Cassif, un judío israelí que integra el Parlamento de Israel, dijo a Democracy Now!:
“Recibí un mensaje de WhatsApp de una amiga muy cercana que estaba escondida con su marido en el kibutz. Me dijo que tenía mucho miedo y que podía oír a los combatientes de Hamás afuera. Por desgracia, esas fueron probablemente las últimas palabras que escribió, porque la asesinaron junto con su esposo justo después de enviarme ese mensaje. Era una muy buena amiga mía, votante de nuestro partido, que también estaba en contra de la ocupación. […] Civiles inocentes de ambos lados, tanto israelíes como palestinos, están pagando el precio de una ocupación arrogante y criminal a la que Israel se rehúsa a poner fin”.
Las cadenas de televisión estadounidenses han enviado corresponsales a Israel para cubrir los episodios de violencia, pero rara vez entrevistan a palestinos, a activistas israelíes pacifistas o a periodistas que se oponen a la ocupación. Informes sobre la supuesta decapitación de bebés por parte de Hamás han tenido amplia difusión en los principales canales de noticias, un hecho que también fue mencionado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Al ser interrogada, la Casa Blanca rectificó la afirmación de Biden y señaló que no “han podido confirmar” estos informes.
Los hechos reales de violencia ya son bastante horribles: 260 jóvenes fueron masacrados en un festival de música dedicado a “la unidad y el amor”. Un kibutz habitado por israelíes a quienes un residente describió como “pacifistas” fue destruido. Más de 100 de ellos perdieron la vida y varios fueron secuestrados por Hamás. Mientras tanto, en Gaza, las bombas israelíes están aniquilando familias y barrios enteros. Hospitales y ambulancias están siendo atacados. Al menos seis periodistas han muerto en Gaza cuando intentaban informar sobre los ataques israelíes, que se anticipa que serán cada vez más intensos.
“La idea de que puedes encerrar a cinco millones de personas, ponerlas entre muros, endurecer el asedio sobre ellas, permitir solo la entrada a cuentagotas de algo de comida, algo de agua y un poco de electricidad, esa idea ha explotado como resultado de los terribles acontecimientos [recientemente acaecidos]. Esto no puede continuar así”, dijo a Democracy Now! Rashid Khalidi, reconocido académico palestino-estadounidense y profesor de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes Modernos en la Universidad de Columbia. Khalidi continuó: “Estados Unidos debería tratar de apaciguar la situación. […] Financiamos esta ocupación. Financiamos esta violencia. Hay armas estadounidenses utilizándose hoy, ahora mismo, en Gaza, para matar a civiles inocentes, en violación de la ley estadounidense”.
Estados Unidos tiene la capacidad de ejercer presión sobre Israel para que cese su ocupación de Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Como primer paso, los medios de comunicación deben permitir que la sociedad estadounidense escuche las voces de las víctimas de todas las partes involucradas en este conflicto.
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